miércoles, 9 de diciembre de 2015

El problema de la abolladura

Es un fenómeno de inestabilidad elástica que afecta a elementos estructurales bidimensionales cuando estos se someten a tensiones de compresión según su plano o superficie media; sin embargo para la ingeniería estructural el problema de abolladura es éste: no se presenta en elementos propiamente bidimensionales como placas o láminas sino que también puede aparecer localmente en partes bidimensionales de elementos como el alma (citado de Wikipedia).

Abolladura como hundimiento de una superficie, plantea la posibilidad de cualquier superficie: material o no, suponiéndonos nosotros como superficies, ¿que nos protege de abollarnos? Como Frida, quien aprendió a vivir con sus entrañas por fuera, dirá: “Lo único de bueno que tengo es que ya voy empezando a acostumbrarme a sufrir…” quien viviendo dañada, se asumió de esa forma de manera valiente. 

Entonces, el problema de la abolladura nos cuestiona la forma de aprender a vivir de dicha manera: abollados, no hay otra. Abolladuras del alma, que nos confronta con la ilusión de vernos completos, y planos, sin superficies hundidas. Somos desgarros, huecos, que no nos queda otra opción que hablar para darle sentido a esa roída. Un agujero que habla, eso soy. 

Dirá bellamente la Kahlo: "cada uno resuelva como pueda”...



Sea

Sea.
Tengo que rechazar la muerte,
aunque con ello mueran mis leyendas.
Yo busco en los escombros una luz,
un verso nuevo.
¿Percibiste, ¡ay amor!, antes de hoy,
que es inútil la letra
del diccionario?
¿Cómo van a vivir todas esas palabras?
¿Cómo van a crecer?
¿Multiplicarse?
Si aún seguimos nutriéndolas con llanto de recuerdos,
metáforas y azúcar…
Sea.
Tengo que rechazar la rosa
del diccionario
y del libro de versos.
Las rosas crecen sobre los brazos del campesino,
en el puño apretado del obrero.
Crecen sobre la herida del hombre asesinado.
Crecen sobre la frente de las rocas.


Mahmud Darwish


¿Cómo se aparean los erizos?

Me tocó escribir,
no por opción, sino por condición de existente.

Lo tocado por la escritura
es un trueno que pica el alma.

¿Cómo no rascarse con un lápiz?
siendo lo único a la mano.

Animal nocturno,
copula peligrosa.

Una mordida, un beso,
con cuidado, detenidos.

Caricia y estocada,
sentados a conversar.

¿Por qué las amantes se rasgan las vestiduras?

Muy despacio, y a convenir
arde, no te detengas.

Escribir, 
sutileza dolorosa.






mi muerte

si es que acude un posesivo

mi muerte viene sin sutilezas ni redondeles,
sin curvaturas, ni escaneos;
mi muerte es firme linea recta,
esa que nunca conocí en vida;
mi muerte viene sin atajos, ni recompensas,
sin ataduras, ni dolores;

he muerto tantas veces,
que esa puede venir cuando guste,
pues de morires y diretes,
de andares y otros bares,
de tragos a cada tango,
estamos hechos de puros avatares.

Murió en París en un aguacero...


PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

Cesar Vallejo
1939, Poemas Humanos

cesar-vallejo

domingo, 6 de diciembre de 2015

Hombre de Hojalata


Hombre de hojalata ¿que quieres?
acaso, saltar, correr, ¿quizás amar?

Hombre de hojalata, ¿que temes?
acaso, despertar, llorar, ¿quizás amar?

Hombre de hojalata, ¿que sueñas?
acaso, volar, rodar, ¿quizás amar?

pero no puedes...
pobre hombre de hojalata,
sin poder querer, temer, soñar,

pobre hombre de hojalata,
 sin poder amar, quizás ama...



El hijo del hombre (1964)  - René Magritte

Que no te asuste



que no te asuste quedarte suspendido, 
mientras caminas frente a tinieblas
que no te asuste sentir el cuerpo arder, 
mientras te balanceas entre llamas
que no te asuste quedarte ciego, 
mientras te lanzas al abismo
que no te asuste ver gotear el aire, 
mientras exhalas el último suspiro
que no te asuste el latir de un corazón, 
mientras brinca de tu pecho
que no te asuste el insomnio, 
mientras los sueños te asaltan
que no te asuste la vida, 
mientras esperas la muerte, 
y viceversa...