Es un fenómeno de inestabilidad
elástica que afecta a elementos estructurales bidimensionales cuando estos se
someten a tensiones de compresión según su plano o superficie media; sin
embargo para la ingeniería estructural el problema de abolladura es éste: no se
presenta en elementos propiamente bidimensionales como placas o láminas sino
que también puede aparecer localmente en partes bidimensionales de elementos
como el alma (citado de Wikipedia).
Abolladura como hundimiento de una superficie, plantea la posibilidad de cualquier superficie: material o no, suponiéndonos nosotros como superficies, ¿que nos protege de abollarnos? Como Frida, quien aprendió a vivir con sus entrañas por fuera, dirá: “Lo único de bueno que tengo es que ya voy empezando a acostumbrarme a sufrir…” quien viviendo dañada, se asumió de esa forma de manera valiente.
Entonces, el problema de la abolladura nos cuestiona la forma de aprender a vivir de dicha manera: abollados, no hay otra. Abolladuras del alma, que nos confronta con la ilusión de vernos completos, y planos, sin superficies hundidas. Somos desgarros, huecos, que no nos queda otra opción que hablar para darle sentido a esa roída. Un agujero que habla, eso soy.
Dirá bellamente la Kahlo:
"cada uno resuelva como pueda”...