Saberme diminuta siempre fue un alivio,
copernicana de corazón,
dando vueltas ante lo flameante,
atolondrada autorizo el encandilarme como remedio ante lo luminoso
¿que otra cosa podría hacer frente a lo inmenso de las constelaciones?
quizás por eso carezco de buena vista
No hay comentarios:
Publicar un comentario