Lo que queda
miré la hendidura largamente,
así hundida, me quise arena
piqué las flores y las hice armarios
tomé polvo y la hice arcilla,
tierra con agua que imitaba a Apolo
con esas briznas me hacia un hogar,
con la voz pálida cantaba sin pena,
y con las buruzas me hacia un vestido,
y con la viruta una escalera
pero aquella noche de suelo blanco,
se oyó el escándalo de odio y humo,
y en llamas la cabeza de Apolo,
-extinguida y exhausta- ya sin ruido
esparcidas cenizas de mi tierra
y solo podía seguir con lo que queda...
y miré la hendidura largamente,
y así hundida, me quise arena,
piqué las flores, y me hice armario
tomé el polvo y me hice arcilla
tierra con agua que se hacía nueva.
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