miércoles, 10 de febrero de 2016

Una mujer papa-gayo

Una mujer papa-gayo


Ésta era una vez, una mujer papa-gayo,
que sostenida por una cuerda, 
se elevaba con el agasajo del viento.

Aprendió a volar desde pequeña, 
se amarraba una cabuya por el pescuezo,
y se lanzaba por la ventana.

A veces se creía cometa, 
dicen por ahí, del griego Kómes, que significa:
estrella fugaz de largas cabelleras”.

Así era, y no era ella…

Si ventisqueaba muy fuerte, 
se rompían sus lazos,
 y así como una mariposa recién salida de su escafandra 
con mucho esfuerzo,
tenía que reparar sus rotas alas.

Le gustaba dibujar colores en las nubes, 
mientras lanzaba silbidos a la brisa
azules, rojos, amarillos, rosas
eran sus sonidos favoritos.

Así era, y no era ella…

A veces se perdía, 
sus hilos se hacían frágiles, 
inventaba nudos,
que fácilmente se des-nudaban…

Así era, y no era ella…

Mientras volaba…

No hay comentarios:

Publicar un comentario