Te han maldecido,
censurado, incluso te han vejado.
Has trastabillado
frente a las pizarras de cemento.
Te han hecho
trizas, junto a las antorchas de los certificados.
Te han
desmenuzado cuando te percibiste
asalariado.
Triturado en los
vaivenes de los museos y cementerios,
Lugares para el
muerto, ignorancia sobre la vida.
Te han hecho y
deshecho, y hoy sigues aquí, inquieta y
apresurada.
Voluntad de
permanencia, precavida por tu infausta historia.
¿A dónde vas hoy?
Con tal deleite y sedienta pregunta.
La avidez y la
comodidad nunca se la han llevado tan plácidamente,
Sin embargo, has
logrado sacar de ello mucho provecho.
Como descuartizar
aquello que se desparrama de las manos.
Han intentado tu
captura, mas has hecho el trabajo de un imposible.
Podrán abofetearte,
incluso erigir códigos para tu silencio.
Pero de nada sirve
el agua, cuando la llama no es de fuego.
Porque el ruido de
los sordos, jamás podrá escucharse con tan estrépito silencio.
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