domingo, 5 de junio de 2016

Un hombre en tres actos.

El Hijo del Hombre. (1964). Magritte.

Acto primero
Un hombre se mira al espejo:
se retuerce entre panfletos y vestimentas,
anuncia con clamor la víspera de una nueva era,
piensa para si, distintos adjetivos para nombrar lo visto.

Acto segundo
Un hombre es mirado a través del espejo:
se quiebra sus rozagantes pómulos,
atraviesa su piel con cuchillas,
agua de colonia, y un sorbo de café,
se desconoce,
se acurruca en el sofá,
esperando algún sueño que venga a despertarlo.

Acto tercero
Un hombre mira el espejo:
el péndulo marca su hora,
queda detenido, teme,
éste mismo hombre acaba de cerrar sus ojos,
Reproducción prohibida (1937) . Magritte.
busca fuera del terso mercurio, algún otro plano o superficie,
se da cuenta de una falla,
este hombre mira la luz que antes lo delineaba,
no es mas que un gravado allá dentro,
cóncavo o convexo, plomo o estaño, cristal o vidrio,
de plata o aluminio, grabado o relieve,
se aterra.

Último acto:
éste finalmente no cuenta, pues sólo dura unos instantes
una risa macabra se precipita, ingenua claro está,
se pregunta ¿qué tiene que ver la inmortalidad con la imagen?
si al final los vampiros no pueden verse.
éste hombre se sonríe frente al espejo,
siempre desconocido para sí.


El hombre en el espejo,
 atraviesa el espejo
       El hombre que ya no necesita del espejo.



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