jueves, 12 de octubre de 2017

Sobre el Olvido

Por: Margareth Acevedo


A un amigo que era de rojo


Hoy no recuerdo aquello que solìa pensar hace 10 o 5 años, agradezco por ello. Mas un asombro viene en su lugar, por eso trato de volver a ese tiempo. Mi memoria política naciò en 1999, con Chavez. A partir de allí, solo recuerdos de infancia, asociados a turbación, confusión, y polarización. El mundo empezó a presentarse-me bajo dos categorías sociales y políticas: Chavistas y los que no. Una de las preguntas de presentación que se introdujo en las relaciones para determinar sobre que mejor no hablar.


Pasaron 17 años, para terminar de concebir una opinión al respecto. Esto me enseña dos asuntos. El primero: toma su tiempo asumir una posición, la cual tiene su costo en términos de cuerpo. Los estragos que ha implicado este gobierno, recaídos en lo real de sus efectos: enfermedad, hambre, angustia, perdida, terror, algunos nombres para el cuerpo desbastecido.  Los dos impulsos principales del hombre: hambre y amor en amenaza perpetua; eso es el corazón negro de esta cúpula denominada chavismo.


El segundo: una vez que se asume esa posiciòn, no hay vuelta atrás, no puedes seguir sumergido en el olvido y en las esperanzas de un rumbo mejor bajo las mismas premisas. La derrota de un discurso alojado en significantes polarizados, es una victoria. Ya no se cree en ese enemigo externo, sino que dicha estructura implementada de manera tan cercana, te arroja en la cara, la cruda verdad: "dormimos, soñando en que el enemigo nos persigue, y al despertar, nos acecha la certeza, de que eso no era mas que un sueño", mas despiertos, debemos estar precavidos de que el enemigo mas terrible, es aquel, al que justamente no podemos escapar vivos. El escape masivo de venezolanos, es increíble. Un oleaje podríamos decir. Una re-patriaciòn (jugando con repartición) de venezolanos, por el mundo.


Conceptos como emigración, libertad, paz, derecho, verdad, humor, nefasto, prudencia, empezaron a cobrar sentido, a tornarse con cierta materialidad, donde cada vez mas se hacia insostenible "hacerse uno la vista gorda". Aun cuando un signo de ceguera inquietaba mi visión,  ésta quería ver mas, mas de cerca, mas lejos, mas alto. Tres opciones marcaban el sello del venezolano, tres opciones humanas, que no nos eran lejanas: el amor, el odio y la indiferencia. Ésta última, no sin consecuencias.


Hacer la vista gorda o pasar por alto, es una alusión a los cuentos infantiles. El coco, es una de esas criaturas ficticias asustadizas para los niños que no quieren hacer caso o no se quieren dormir. Sin embargo, el niño siempre puede hacerse el loco con esto, arropándose la cabeza con las sábanas, o voltear para otro lado. Es una forma de decir: aun cuando eso te vea de frente, siempre puedes cerrar los ojos.


Duérmete niño, / duérmete ya, / que viene el coco / y te comerá.


Y paf! paf! vas y cierras los ojos rapidito. Te enseñaron entonces a dormir, frente a aquello que te aterra. Olvidar es un nombre del alivio. Del dormir tranquilo y despierto.


El libro de La risa y el olvido de Kundera, de 1978, nos muestra la historia de Praga, y su condena por un estado represor, a un pueblo a re-escribir su historia y sus biografías, para imponer un olvido a lo que eran. El lema tan seguido y usado en Venezuela, por el Gobierno actual: ¡No pasaran! cuya primera referencia se encuentra en la batalla de Verdun en la Primera guerra mundial por el general frances Robert Nivelle, Ils ne passeront pas! es una frase para expresar la determinación de defender una posición contra el enemigo. Pero también es el mecanismo que opera en los estados de represión inconsciente. 


En el psicoanálisis, es la forma bajo la cual el sujeto se las ingenia para rechazar aquellas representaciones, impulsos, deseos,  cuya cualidad de desagradables para la conciencia implica su desalojo, manteniendo el afecto inconsciente. Surgiendo, si la operación defensiva es ineficaz, de forma sintomatizada. ¡No pasaran! es la contundencia del procedimiento del olvido. Eso que usted no quiere recordar, por su carga afectiva excesiva,  surgirá luego,  en forma de brotes, de retoños sintomáticos.


Nietzsche lo dice de un modo mas claro: "Bienaventurados sean los olvidadizos ya que vuelven a tropezar con la misma piedra".


Otra forma de olvido surge en el éxodo, el mismo que muchos venezolanos, de forma voluntaria o no, asisten al encuentro de dejar un suelo conocido; dejar un terreno para acudir al siguiente, las gentes al dejar sus calles, sus parques, sus libros, amigos, sus lenguas y oficios, van dejando sus recuerdos, el olvido pesa. Tamina, uno de los personajes de la novela de Kundera, se esfuerza por recordar. Un esfuerzo mas, exige un sistema opresor. 


Uno de los hechos de desconcierto y asombro, es el esfuerzo y trabajo realizado por este gobierno para producir modificaciones en fotos, vídeos, grabaciones, para anunciar falsos culpables, y victorias mentirosas. Lo descarado salta a la vista, y lo que me causa asombro es que muchos pueden no sospechar de ello, esto me permite entender el enorme trabajo y vidas que implica sostener un ideal. 


Los fraudes pueden sostenerse por mucho tiempo, aquí los ojos, pueden embaucar-se, por lo insoportable que puede ser la caída de la piedra, esa que llevo a Edipo a arrancarse los ojos, para no dejarse engañar por la mirada. Sin embargo, al cerra los ojos, tropezamos. Nos enseñaron a usar la vista para no ver.  Nietzsche  de nuevo nos asalta: "El creer que se tiene una verdad es casi siempre al precio de un olvido".


No hay que olvidar otra roca, aquello que permitió erigir a la Iglesia Católica como representante de Dios, y asistir la inquisición tantos años. ¡Cuidado si no te gustaba el cerdo! si te veían decir que no a dicho plato, podían acusarte de realizar practicas del judaísmo, y llevarte a cuestión, es decir actos de tortura para la confesión. Y aquí el dolor no engaña, podía hacerte confesar cualquiera cosa, no es una exageración.  Entonces ibas y aprendías a comer cerdo a-juro, te ponías al frente del santo oficio y te lo comías a pescozones, atragantándote para "vivir". 



¿Que doy hoy por verdad, la cual mañana pagarè por ella? esta pregunta me atormenta, por eso me tomo el tiempo de escribir esto, como también hacerme un lugar para decir sobre lo que me resulta intolerable, estoy diciendo que hay que hacerle un lugar a esto. Hoy día, opinar puede costar la vida, mas eso no implica callar, sino donde saber decir. Encarnamos en nuestras palabras el terreno para la guerra, tenemos en la frente la etiqueta futura de enemigo. No hay que olvidarse de esto.


Hacernos amos de nuestras opiniones, ¿no es acaso encerrarnos en un olvido? Fácilmente se mata y se muere por una idea, eso bien se dice en las noticias. Toda aspiración a un ideal, cuando se padece hambre, resulta sospechoso, el cuento de Oscar Wilde "El amigo fiel" nos aproxima a este acontecimiento. Pobre del pequeño Hans, quien confiando en las palabras de su amigo el molinero, esperando la promesa de una carretilla rota, murió de frío, hambre y enfermo. Y asì finaliza dicha historia, que recomiendo ampliamente su lectura:


-Temo que no haya usted comprendido la moraleja de la historia- replicò el pardillo.

Resultado de imagen para un amigo fiel oscar wilde-¿La que? gritò la rata de agua.

-La moraleja, dijo àquel.

-Caramba! dijo la rata con tono iracundo-. Podía usted habérmelo dicho antes de empezar. De ser así no le hubiera escuchado,  con toda seguridad. Le hubiese dicho indudablemente ¡"Pse"!, como el critico. Pero aun estoy a tiempo de hacerlo.


Exactamente!  Esta historia tiene su moraleja, dijo. 


Confieso entonces que pensar en ello, me deja dormir tranquila; aunque tiene un precio en mi memoria, cuesta un olvido.


1 comentario:

  1. Carlos Franqui publicó una foto en la portada de su libro "Retrato en familia con Fidel” donde se aprecia que la anterior a su ruptura con el régimen cubano él aparecía entre los héroes de la Sierra Maestra mientras que en la posterior a su disidencia hay un vacío en la foto, como si nunca hubiera estado allí. Asimismo, en la película de Eiseinstein “Octubre”, filmada en pleno período estalinista la figura de Trotsky brilla por su ausencia, aunque se sabe que no sólo fue el creador del Ejército Rojo sino el estratega y autor de la Toma del palacio de Invierno en 1917, Cualquiera que hubiera caído en desgracia en la Unión soviética en esa época moría no solo físicamente, sino que desaparecía de la historia. Aquí lo han hecho con Bolívar y con toda la historia republicana. Si nos quitan el pasado ¿qué esperanza nos queda para el presente y el futuro? No sólo se trata de meter la cabeza en la cobija sino que nunca hubo coco, noche y cobija. Como en “Blow-up” de Antonioni, no importa que haya habido o no un cadáver en el parque, sino que ni siquiera nosotros estuvimos allí.

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